Descubre todos los beneficios del Yoga para la piel.
La práctica de Yoga es ideal para sostener la salud de nuestra piel y mantener en armonía nuestro estado vital. Cada asana está ideada para cuidar, tonificar, estirar e hidratar una zona específica del cuerpo.
Porque además de relajar el sistema nervioso o recuperar la alineación de los órganos internos, el Yoga permite que la piel respire mejor, se hidrate correctamente y pueda limpiarse más profundamente.
¿Qué impacto tiene el Yoga en la piel?
Según el gran maestro Iyengar, el yoga permite que la piel se estire, tonifique, revitalice e ilumine.
La sudoración que generan las asanas, los vinyasas y las respiraciones de fuego, por ejemplo, nos ayudan a depurar toxinas.
Además, al respirar de forma más consciente, ayudamos a que los poros de la piel se abran y puedan, a su vez, inspirar y espirar mejor.
El Yoga le devuelve el color y el brillo que cualquier piel saludable debería mostrar en un día normal. No es casualidad que esta práctica espiritual tenga en gran consideración este órgano vital pues es el más grande del cuerpo.
Su función principal es protegernos ante los agentes externos, lo que significa que una piel sana se convierte en una barrera de defensa muy necesaria.
Y aunque todas las asanas te permiten lucir una piel más saludable y bonita, existen algunas que por su configuración y alineación, puede tener un efecto aumentado.
4 posturas de Yoga para mejorar la salud de la piel.
Tadasana: también conocida como la postura de la montaña, esta asana de pie mejora el flujo de oxígeno, aportando mayor nutrición a nuestros vasos sanguíneos. Cuando respiramos más profundamente, ayudamos al cuerpo a liberarse de toxinas dañinas y elementos perjudiciales. Al aumentar la circulación sanguínea, mejoramos el drenaje linfático, lo que aclara el cutis y reduce el hinchazón, sobre todo alrededor de los ojos.
Además, esta postura es simple, accesible e ideal para calmar el estrés, lo que reduce la producción de radicales libres.
Uttasana: esta es una postura invertida muy sencilla pero sumamente efectiva. Al colocar la cabeza por debajo del corazón dejamos que el flujo de la sangre llegue a la cara, aumentando así el suministro de oxígeno en las células de la piel.
Parivrtta Sukhasana: las torsiones son fantásticas para mantener el intestino limpio y saludable. Y un sistema digestivo sano es ideal para lucir una piel radiante y brillante. Las toxinas que no logramos eliminar de forma natural suelen depositarse en el tejido graso adiposo y en la piel. Esto puede desencadenar fácilmente brotes de acné, decoloración y envejecimiento prematuro.
Esta es una torsión suave y sentada que mejora la digestión y la eliminación de toxinas, porque lleva la energía a órganos como el estómago, el hígado, el intestino grueso y el intestino delgado.
Bhujangasana: la postura de la cobra es fantástica para reducir la tensión emocional, fatiga crónica o ansiedad, abriendo los pulmones y permitiendo que el oxígeno navegue correctamente por el cuerpo. Cuando disminuimos el cortisol, lo que hacemos es reducir el estrés oxidativo, y esto nos ayuda a prevenir el envejecimiento prematuro causado por la deshidratación de las células y la pérdida de elasticidad de la fascia.
Hemos querido compartir contigo cuatro posturas muy sencillas, que todos podemos practica en nuestro día a día, de forma conjunta o separada. A veces, son mejor 10 minutos de atención plena, movimiento y respiración consciente, si es el tiempo del que disponemos, que estresarnos por crear un espacio de 30 minutos diarios, y sufrir por sentir que no llegamos. No subestimes el poder un par de asanas diarias: la transformación puede ser un poquito más lenta, pero siempre llega.
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