Descubre algunos tips para volver a la rutina con energía y alegría.
Después del verano, volver a la rutina puede ser un pequeño calvario. Parece que los días de despreocupación, de ausencia de horarios, de relajación y desconexión se acabaron. Las exigencias, la monotonía y la vida cuadrada retoman su poder y se hacen temer.
Esto suele ocurrirle a la gran mayoría de la población. Sin embargo, existe una pequeña minoría que retoma su rutina con energía y alegría. ¿Porqué? Porque se sientes motivados. Porque se sienten recargados. Porque se sienten conectados.
Uno de sus secretos es que han disfrutado del verano pero también han seguido trabajando. No a nivel laboral. Más bien a nivel personal. Aquellas personas que dedican parte de su tiempo al autodesarrollo y autoconocimiento son más propensos a sentirse motivados y energéticos. ¿Porqué? Porque se comprenden mejor. Porque saben con mayor precisión aquello que desean realizar. Alcanzar. Manifestar.
Y aunque no todos utilizamos el verano para este tipo de aspectos, cada vez son más las personas que se arriesgan a desconectar para conectar más. ¿Conectar con qué? Con sus necesidades reales. Con sus deseos vitales. Con sus sueños más personales.
Si retomamos la rutina desde el fastidio y la ira, probablemente se nos haga cuesta arriba. Si volvemos “a la monotonía de la vida” con un sueño por cumplir, todo será más ameno y ligero. Más alentador e inspirador.
Cambiar la forma en que pensamos es otro gran paso a dar para no caer en la depresión o ansiedad que genera la rutina laboral. Cultivar la gratitud nos puede ayudar. Desarrollar la ecuanimidad también nos puede salvar. La meditación es una práctica perfecta para expandir nuestra mente, entender nuestras emociones y aprender a transformar nuestras percepciones. Es tan sencillo como pensar distinto: en vez de quejarte al despertarte, puedes agradecer el milagro que significa empezar un nuevo día. En vez de preocuparte por el resultado de un proyecto, puedes dar las gracias por tener un trabajo que te da dinero. En vez de enfadarte con tus hijos por no sacar buenas notas, puedes convertirte en una especie de profesora.
Cualquier problema tiene una solución. Cualquier problema aguarda una lección. Si retomamos la rutina diaria con una mente clara y sensata, nos daremos cuenta de que cada día aguarda magia.
Si nos fijamos con más detenimiento en las cosas sencillas de la vida, nos daremos cuenta de que vale la pena vivir la vida. Los rayos de sol al alba, el olor a café de buena mañana, el pequeño paseo hacia tu despacho, la eficacia de la tecnología que todo lo facilita, la satisfacción de un buen almuerzo con algún compañero… Infinitos son los regalos que nos brinda la vida a diario. Es cuestión de saber encontrarlos.
Si sientes que en tu trabajo no te estás desarrollando, busca uno nuevo y no tengas miedo de lo incierto. Si sientes que lo que estudias no te está llenando, busca la manera de estudiar aquello que te llena. Si sientes que sostener una familia entera te genera mucho estrés, házselo saber. Todo tiene una solución: pero es muy importante tener valor. Tener valor de expresar aquello que te incomoda. Aquello que te disgusta. Aquello que te preocupa.
Volver a la rutina con energía y alegría está al alcance de cualquier persona: es una cuestión de actitud. Cambia tu mentalidad y la vida te sorprenderá.
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