¿Cuáles son los beneficios del Yoga en verano?
La práctica de Yoga en verano ofrece un gran número de beneficios si se realiza con consciencia y cuidado.
La temporada de verano es sinónimo de días largos, de aperitivos y playa, de comidas largas y cenas de madrugada… Las actividades se multiplican, la agenda se llena más cada día.
Con todo esto, muchas veces nos olvidamos de nuestro bienestar y de nuestra salud; de nuestro centro y de los cuidados esenciales del cuerpo. La mente, menos estresada por temas laborales, se llena de preocupaciones por temas estivales. Parece que la neurosis no para: que el problema de la sociedad no reside en trabajar, sino en querer siempre más.
Por ello, practicar Yoga en verano es muy importante.
¿Qué nos ofrece esta práctica espiritual?
- Nos ayuda a mantener el cuerpo fuerte, flexible y saludable: al seguir trabajando nuestras posturas, seguimos desarrollando apertura: las articulaciones se oxigenan, los músculos se tonifican y estiran, las células se regeneran, el cuerpo se drena…
- Nos permite lidiar con el clima desde un estado de más consciencia y entendimiento: la práctica de Yoga es una disciplina que nos enseña a lidiar con las dificultades de la vida. A través de la puesta en práctica de diferentes kriyas y pranayamas, podemos nivelar nuestra temperatura corporal y adaptarnos mejor al clima de nuestro alrededor. Esto nos permite soportar con liviandad el calor, la humedad y cualquier sensación desagradable. Si quieres saber un poquito más sobre esto, puedes leer el artículo sobre “cómo practicar yoga en verano”.
- Nos ayuda a mantenernos centrados y enfocados: otro de los grandes beneficios del Yoga es el enfoque que nos aporta. Cuando aprendemos a sincronizar nuestros movimientos con la respiración, cuando aprendemos a calmar el tumulto de pensamientos que circulan por nuestro interior, desarrollamos más enfoque, más claridad, más capacidad para saber pensar. Esto nos ayuda a mantenernos centrados cuando el mundo externo se desmorona y acelera. Esto nos ayuda a saber priorizar: a escoger con voluntad, con determinación y sin sentirnos como un robot.
- Nos ayuda a proteger nuestro espacio de autodesarrollo y auto exploración: mantener la práctica de Yoga en verano nos asegura un espacio de quietud y de sabiduría donde seguimos aprendiendo cada día. Esto nos ayuda a escoger con más acierto, a decidir con más entendimiento, a hacer las cosas con las que realmente nos sentimos contentos y plenos. Si no nos conocemos, ¿cómo sabremos lo que realmente necesitamos a cada momento? ¿Cómo sabremos la forma más oportuna de utilizar nuestro hermoso y preciado tiempo?
- Nos ayuda a desconectar cuando lo necesitamos: al mantener nuestro espacio de auto cuidado, nos mantenemos determinados en protegernos y mimarnos. Estamos más capacitados para decir que no cuando realmente lo necesitamos. Nos sentimos más confiados. Más seguros. Más tranquilos y livianos. Desconectar en verano es muy importante: debemos utilizar parte de este período para recargarnos, no debilitarnos. Al ser una práctica tan personal e íntima, el Yoga nos ayuda a proteger nuestra tranquilidad, mejorar nuestro autoestima y elevar nuestro estado vital.
En definitiva, practicar Yoga en verano es igual de importante que durante el resto del año. Proteger el espacio que hemos creado para practicar asanas, pranayama y meditación es fundamental si queremos disfrutar al cien por cien del período estival. La consciencia, la atención plena, el autoconocimiento, el auto cuidado, el cultivo de la mente, el abastecimiento consciente del cuerpo deben ser parte de nuestro día todo el año. Se pueden nivelar y ajustar: se puede reducir el tiempo dedicado, suavizar la intensidad de la práctica, aminorar el ritmo… Pero es importante mantener el hilo. Sostener el hilo. Seguir trabajando y explorando.
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