Descubre toda la ciencia que hay detrás de la práctica de Yoga.
¿Qué es el Yoga?
El Yoga es una ciencia milenaria. Es una herramienta que nos permite entender mejor la vida. Podríamos asemejarlo a un ensayo con unos principios básicos (los yamas y los niyamas) que nos guían en el camino que es la vida. No es una religión. Tampoco es una secta.
Es una perspectiva de vida. Una forma de ver la vida.
Su finalidad es la de eliminar cualquier finalidad y convertir el camino en el resultado final. ¿Qué significa esto? El Yoga, lo que busca, es que estés presente. Aquí y ahora. En el lugar donde se despliega la realidad. Donde reside la verdad.
Yoga en sánscrito significa unión. Y esta unión hace referencia a la armonía entre cuerpo, mente y alma; al equilibrio entre el mundo interior y el mundo exterior; al balance entre el movimiento y la quietud. Entre el ruido y el silencio; entre los mundos opuestos.
El Yoga, en sí, no promueve la dualidad. Y cuando uno piensa que la vida se puede vivir sin etiquetarla constantemente como buena o mala, aflora la calma. En sí, el pensamiento de que nada es bueno o malo genera mucha tranquilidad. Nos permite, poco a poco, sentirnos en paz en el momento en el que nos encontramos.
¿Porqué? Porque si nada es bueno o malo, entonces no hace falta pensar “debería estar” o “tendría que”… Esto nos libera. Esto nos aligera.
¿Cuáles son los beneficios del Yoga?
Cada vez son más los estudios científicos que evidencian los beneficios terapéuticos del yoga:
- su filosofía nos aporta calma, ya que promueve el amor, la sinceridad, la humildad, la compasión, la escucha interna, las limpiezas, el sosiego, el contento, la aceptación, la gratitud, la meditación, el autocuidado… Cuando uno empieza a estudiar el yoga y escucha su vocabulario, donde las palabras “paz”, “aceptación”, “amor” o “presencia” se repiten con gran frecuencia, la mente se calma. El universo mental que se despliega al oírlas es similar a un lago tranquilo reverberando el tintineo de un cielo estrellado y despejado.
- su química es placentera. Cuando practicamos yoga segregamos una serie de hormonas que producen calma y placer. El aumento de dopamina y oxitocina explica la sensación de bienestar e integridad que sentimos al acabar. Además, esto nos ayuda a sentirnos más preparados y enfocados a la hora de gestionar una situación estresante.
- enlentecemos el ritmo del organismo. Cuando realizamos respiraciones más largas, profundas y completas, lo que hacemos es introducir menos oxígeno en el cuerpo. Nuestros latidos disminuyen y nuestros músculos se destensan. Nuestra mente se abre a la creatividad, las ideas fluyen con más facilidad, la atención se refina y la memoria se agudiza.
- estabilizamos las emociones. Un cuerpo emocional alterado genera mucha confusión e ignorancia. Cuando practicamos yoga y empezamos a contemplar ese vaivén de emociones fluyendo dentro de nosotros, nos damos cuenta de que nada de eso es cierto, ni eterno. Comprender que los pensamientos y sensaciones no perduran mucho tiempo nos libera de un gran peso. Nos permite estar tranquilos, aunque sentimos miedo. ¿Porqué? Porque sabemos que es perecedero. Que es cuestión de tiempo que se disuelva y desaparezca.
Los estilos restaurativos.
Todos los estilos de Yoga relajan. Sin embargo, hay algunos como el Hatha Yoga, el Yin Yoga o el Yoga Restaurativo que enfocan toda su energía en activar el sistema parasimpático.
Están ideados principal y exclusivamente para relajar. A través de movimiento lentos, de permanencia largas y de respiraciones profundas, estos estilos más quietos son un bálsamo para los que viven siempre en movimiento.
Segregan, principalmente, serotonina y melatonina. Son las herramientas perfectas para encontrar tranquilidad y domar la velocidad.
El Yoga es un regalo del cielo en estos momentos. Empezar con 10 minutos diarios es suficiente. Todo cambio necesita de pequeños pasos. Y poco a poco, como lo dicta su lema, surgirán los milagros. Cada peldaño te acerca al resultado. Porque el propio peldaño es el resultado.
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