Hatha Yoga: el arte de pausar la mente, conectar con el cuerpo y estar presente.
El Hatha Yoga es uno de los estilos más practicados en el mundo: su accesibilidad explica, en gran parte, su popularidad. A diferencia de estilos más dinámicos como Vinyasa, Ashtanga o Power Yoga, Hatha Yoga es más pausado y tranquilo. Por sostener durante más tiempo las posturas y no encadenarlas con transiciones complicadas, este estilo es ideal para cualquiera; sobretodo para aquellos que empiezan.
En sánscrito, ‘Hatha yoga’ significa disciplina de fuerza, una fuerza que busca el equilibrio entre los opuestos que se hallan en nuestro interior. “Ha”, significa sol y representa la energía más activa y masculina y “tha” representa la luna, una energía más femenina vinculada con la relajación y el descanso. Ambas energías simbolizan la dualidad estable entre la energía solar y la energía lunar, entre la acción y la relajación. Energías que se encuentran en el mundo exterior y en nuestro interior. Durante la práctica de Yoga, también experimentamos este viaje dual pues muchas veces iniciamos las clases con Saludos al sol finalizamos la práctica con Savasna, la relajación.
El texto clásico más conocido sobre este estilo data del siglo XV y se titula Hatha Yoga Pradipika. Fue escrito por el maestro Swatnarama.
El Hatha Yoga se caracteriza por ser un estilo donde se mantienen posturas durante 5 respiraciones completas, como mínimo. No se encadenan las posturas con transiciones complicadas, sino más bien a través de movimientos fáciles y pausados. El foco principal de este estilo es la unión entre cuerpo, mente y espíritu a través de la respiración consciente. Su objetivo es reducir el estrés, apaciguar la fluctuación de los pensamientos y vivir con más quietud y contento.
Esta práctica ofrece numerosos beneficios, a nivel físico y mental:
- Mejora la condición física del individuo, su resistencia, su fuerza y su flexibilidad: no hace falta ser flexible ni cumplir ningún otro tipo de requisito físico para empezar en el Hatha yoga. A través de la práctica asidua y de un descanso repetido, la movilidad de las articulaciones se incrementa, la flexibilidad aumenta, los músculos se tonifican, la espalda se fortalece…Cualquier persona, de cualquier edad, sexo, nación o religión puede practicar esta disciplina, pues su finalidad es aportar más vida y alegría.
- Mejora el equilibrio, refina los sentidos: a través de la práctica de Hatha Yoga, se perfecciona el uso de los sentidos, aportando mayor control sobre el cuerpo, sobre la mente y sobre los deseos del ego. Esta disciplina es purificadora: no sólo nos ayuda a eliminar las toxinas físicas del cuerpo a través del sudor y de la exhalación. También se eliminan los tóxicos mentales y los deseos descomunales. El practicante de Yoga suele experimentar diferentes fases dentro de su propia evolución: una de ellas es la de sentirse más en paz y satisfecho con uno mismo. La avaricia disminuye; las ganas de “querer siempre más” se diluyen. Los sentidos ya no gobiernan al ser; el ser los utiliza para comprender. Comprender el significado de su existencia. Y servir a la humanidad entera.
- Disminuye la ansiedad, la fatiga y el estrés, mejorando la calidad de vida del practicante. El equilibrio que aporta la práctica de Hatha Yoga se traduce no solo en un bienestar físico sino también emocional: cada postura trabaja ciertas zonas del cuerpo, de órganos y de centros energéticos (también conocidos como “chakras”): esto genera, a la larga, un estado de armonía integral.
- Potencia las funciones cerebrales de forma inmediata: la práctica de yoga no sólo relaja la mente, también la enfoca y la re coloca. Al salir de clase, el practicante suele sentirse más tranquilo, enfocado, activo y esclarecido. Las ideas son más claras; los deseos menos desmedidos. El estado meditativo que se logra a través de la práctica de yoga genera esta sensación de presencia y serenidad, de consciencia y tranquilidad. Y esto nos ayuda a tomar decisiones de manera más acertada; a comunicarnos desde un lugar de amor y de compasión; a vivir unidos y sentirnos más vivos.
Finalmente, al acudir a una clase de Hatha Yoga, te invitamos a que experimentes. A que modifiques las posturas si tu cuerpo lo requiere. A que te sientas libre de parar cuando lo desees. A que no te compares, no te castigues; a que te respetes, respires y disfrutes de cada paso dado. Yoga no es una competición. Yoga es unión.
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