Descubre el significado de la alimentación intuitiva y sus beneficios.
Comer de forma intuitiva es tan natural como extraño, tan sencillo como complicado. ¿Porqué? Porque la alimentación intuitiva es personal e íntima, relativa y subjetiva. En términos de nutrición, existe la obsesión por querer comer cada vez mejor.
Muchas personas leen a diario decenas y decenas de artículos, posts y contenido relacionado con la alimentación. Existe una obsesión palpable y a veces enfermiza sobre la nutrición perfecta. Y sin embargo, ¿cuántos tipos existen? Cada día aparecen nuevos formatos: escuchamos alimentación vegetariana, vegana, crudivegana, frugívora , omnívora, flexiteriana, macrobiótica, keto, ayurvédica…
¿Porqué ocurre esto? Porque, desde mi humilde punto de vista, existen tantos tipos de alimentación como personas en el planeta Tierra. Cada individuo es un ser único y exclusivo, con un organismo específico, circunstancias de vida particulares, pensamientos personales, emociones y sensaciones palpables… Unas personas trabajan 10 horas diarias sentadas en una silla, otras lo hacen moviéndose cada día. Unas personas necesitan desayunar, otras sólo comen una vez al día. Unas personas tienen un metabolismo muy rápido, otras disponen de un metabolismo un poquito más lento y pesado.
Son tantas las diferencias que existen entre una persona y otra, incluso entre individuos que comparten una misma vida, que la alimentación más propicia es la intuitiva.
¿Qué es la alimentación intuitiva?
La alimentación intuitiva no es más que la habilidad de comer lo que nos hace bien. De comer no sólo por placer, sino por nuestra salud y bienestar. Más allá de los gustos y de las aversiones, debemos nutrirnos para cubrir las necesidades básicas de nuestro cuerpo.
¿Y cómo podemos hacer esto? Es tan fácil como parar un momento, respirar y observar los mensajes de nuestro cuerpo. ¿Cómo se siente en este momento? ¿Qué tipo de necesidades siente en este preciso momento? ¿Qué tipo de actividades ha realizado hasta ahora y cuántas le quedan por hacer? ¿Necesita de una energía más densa o más liviana? ¿Necesita elevar su temperatura corporal o por lo contrario, siente que necesita refrescarla?
Todas estas preguntas pueden ayudarnos a detectar qué tipo de alimentos necesitamos a cada momento. A diferencia de la dietas convencionales, la alimentación intuitiva es fluctuante. No restringe alimentos: los estudia para entender cuál es el momento más óptimo, la estación del año más adecuada, o el estado vital más idóneo par tomarlo.
A veces se priorizarán unos alimentos; otras veces, se tomarán otros alimentos. Lo más importante es desarrollar la intuición y utilizarla para comer mejor. Para comer de forma que podamos sentirnos vivos y despiertos, concentrados y serenos, felices y contentos. Comer para optimizar nuestro estado vital y servir a los demás. En la alimentación intuitiva, también es importante renunciar a los horarios fijos y escuchar el horario interno del cuerpo:
¿realmente siento hambre en este momento?¿siento que mi estómago necesita alimento o como por costumbre o aburrimiento? ¿mi boca está salivando si pienso en comida? ¿o como por un impulso emocional?
A través de estos pequeños ejercicios, a través del parar, respirar y preguntarnos cómo nos encontramos, estamos desarrollando la intuición. Estamos conectando con la sabiduría del cuerpo, que sabe cuándo debe comer, qué debe comer y cómo debe comer. Al fin y al cabo, es más sencillo que complicado. En vez de consumir en exceso artículos, reportajes, posts y mensajes de internet y las redes sociales, es más efectivo dedicar un espacio a comer más lento, siendo consciente de lo que cada alimento genera en nuestro cuerpo y llevando un pequeño diario personal dónde anotar cuestiones como:
¿cómo me he sentido hoy al comer aguacate? ¿qué tipo de energía me ha aportado? ¿me he sentido saciado? ¿cómo me he sentido al combinarlo con arroz integral, con un higo o con pan? ¿y la zanahoria, cómo me ha sentado hoy la zanahoria? ¿me he sentido satisfecho y cómodo al comer cruda, o me sienta mejor cocida?
A través de un diario, uno dispone de un espacio donde indagar sobre su propio organismo, sobre los alimentos y sus cocciones, sus temperaturas y energía… A través de un diario personal, uno puede desarrollar su intuición y obtener una visión más amplia y veraz sobre lo que le sienta bien o mal.
Esto no significa que los nutricionistas no sirvan: simplemente debemos ser responsables de lo que leemos o escuchamos de ellos y ponerlo en cuestión a cada momento. Ellos dedican su tiempo en investigar, analizar, discernir y ayudar: sin embargo ellos no sienten tu cuerpo; tú eres pues, tu propio maestro.
Si deseas saber un poquito más al respecto, puedes ver esta charla corta pero muy clara sobre cómo incorporar la dieta intuitiva en tu día a día.
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